Nació el 27 de septiembre de 1849 en Riazan (Rusia). Hijo de un sacerdote ortodoxo, hizo sus primeros estudios en un seminario. En 1870 ingresó en la Universidad de Petersburgo para el estudio de la medicina y la química. Una vez doctorado, amplió sus conocimientos en Alemania, donde se especializó en fisiología intestinal y en el sistema circulatorio. Desde 1879 dirigió el laboratorio experimental de Botkin (Prada, 1995, p 71).
La guerra civil y el advenimiento del comunismo no afectaron sus investigaciones. A pesar de no ser afecto al nuevo régimen, los comunistas, que valoraban su talla como científico lo respetaron. Se dice que en una ocasión llegó a declarar: “ Por este experimento social que estáis realizando, yo no sacrificaría los cuartos traseros de una rana”.
En 1904 obtuvo el premio Nobel de medicina por sus trabajos sobre circulación sanguínea y digestión. Precisamente fue el estudio de las secreciones gástricas lo que lo llevó a descubrir el mecanismo del reflejo condicionado.
Éste último dio origen al condicionamiento clásico. Pavlov, como buen fisiólogo, observó que un perro saliva no solamente a la vista de los alimentos, sino también a los indicios que anuncian la comida (por ejemplo el toque de una campana, o un sonido) a condición de que éstos hayan sido asociados frecuentemente a la presentación del alimento. En concreto, Pavlov asoció el sonido de un metrónomo a la presentación del alimento, así, después de repetidas asociaciones, el sonido del metrónomo quedó condicionado y provocaba en el perro una salivación muy semejante a la provocada por la presencia del alimento. La presentación del alimento sería el estímulo incondicionado (EI), la respuesta de salivación que dicha presentación produce, se llamaría respuesta incondicionada (RI), el sonido del metrónomo al comienzo sería un estímulo neutro pero que después de repetidas asociaciones con el estímulo incondicionado, se convertiría en estímulo condicionado (EC) que evocaría una respuesta de salivación en el perro o respuesta condicionada (RC).
E. C. (sonido metrónomo) R. C. (salivación)
En el proceso es importantísimo el refuerzo del condicionamiento, o sea, la repetida asociación del estímulo a condicionar (neutro) con el estímulo incondicionado o absoluto. Si tenemos un estímulo ya condicionado y lo presentamos un cierto número de veces sin que lo siga el estímulo incondicionado, se comienza el proceso de extinción: el perro dejaría de salivar ante la presencia del sonido del metrónomo ( o de la campana).
Aplicado el condicionamiento clásico en el aula, el papel del docente es proporcionar los estímulos suficientes y el refuerzo del condicionamiento del alumno; mientras éste reacciona de manera natural a los estímulos presentados.
El aprendizaje aquí se manifiesta por las respuestas incorporadas al repertorio de un organismo y se manifiesta por los cambios en el comportamiento y puede ser medido en cuanto a su magnitud, latencia o probabilidad.
El condicionamiento clásico se encuentra presente en las escuelas de la actualidad, sobre todo en la educación básica, pues la mayoría de ellas continua utilizando una campana o timbre para indicar el inicio y término de labores. También con ciertos “rituales” como las palmadas para guardar silencio o algunas canciones como “La lechuza” o “un cierrecito”.
Su obra principal fue Reflejos condicionados (1926).
Murió de una congestión pulmonar el 27 de febrero de 1936.
Martín Heriberto del Río Castrellón
REFERENCIAS
De la Mora, J. (1979). Psicología del aprendizaje: Teorías. México: Editorial Progreso.
Prada, R. (1995). Escuelas Sicológicas y Sicoterapéuticas. México: Editorial San Pablo.
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