jueves, 30 de septiembre de 2010

FRANCISCO FERRER I GUARDIA


Nace en Alella, España en 1859 del seno de una familia de labradores pequeños propietarios y muy religiosos y tradicionales. A los trece años termina su instrucción de una manera bastante rudimentaria (es la instrucción que recibían los hijos de los labradores y artesanos en los pueblos de poca importancia: leer y escribir más o menos correctamente y las cuatro reglas aritméticas), lo que quiere decir que fue un autodidacta aventajado (Cuesta, 1994, p 274).
Después de cumplir el servicio militar obtiene el cargo de revisor de tren en la línea Barcelona-Port-Bou-Cerbere. El jefe republicano Ruiz Zorrilla se aprovecha de sus continuas entradas y salidas de España para que llevase instrucciones a sus correligionarios del interior. De esta manera Ferrer mantiene contactos con republicanos y anarquistas, tanto exiliados como activistas de dentro del país, con cuyas ideas revolucionarias se va orientando hacia preocupaciones por otra sociedad mejor y más justa.
En 1884 Ferrer i Guardia se inicia en la francmasonería en la logia “Verdad” de Barcelona, lo que le facilitó l amistad con intelectuales como Odón de Buen y Rodríguez Méndez, rector de la Universidad de Barcelona, quienes más tarde le serán de gran ayuda cuando funde la Escuela Moderna, al igual que el dirigente anarquista Anselmo Lorenzo.
Se casa con Teresa Sanmartí, con la que tiene tres hijos. Resulta un matrimonio turbulento, hasta que ella se une a un aristócrata ruso y marcha con él a Ucrania, quedándose Ferrer al cuidado de sus hijos.
En 1901 fundó en Barcelona la Escuela Moderna y supo rodearla de un equipo de personas avanzadas y de notable prestigio.  La escuela tuvo una acogida favorable en medios burgueses radicalizados en el aspecto anticlerical, aparte de las innovaciones metodológicas y didácticas que podía aportar.
La importancia del juego en el proceso educativo y la consideración del trabajo como un elemento de primer orden constituían dos aspectos fundamentales en su sistema.
Para Ferrer, el juego es algo real en el chico que colabora en su pleno desarrollo físico y lo encamina con interés y alegría hacia el trabajo, fomentando su sentido altruista y de solidaridad. Para el maestro el juego constituye una gran ayuda en el conocimiento del niño.
Actualmente se puede aplicar el juego en la educación, como por ejemplo, los rallyes del conocimiento, donde los alumnos, a través del juego solucionan problemas o descubren pistas aplicando los conocimientos adquiridos en el aula. Esto sobre todo en el nivel básico. Aunque en los niveles superiores se pude aplicar otro tipo de juegos, sobre todo los “interactivos” utilizando la tecnología.
La obra principal de Ferrer fue La Escuela Moderna.
Martín Heriberto del Río Castrellón

REFERENCIAS
De Borja, M. (1984). El juego como actividad educativa: instruir deleitando. Barcelona: Edicions Universitat Barcelona.
Cuesta, P. (1994). La escuela en la reestructuración de la sociedad española (1900 – 1923). España: Siglo XXI de España Editores.

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