domingo, 19 de septiembre de 2010

RENÉ DESCARTES



          Nació el 31 de marzo de 1596 en La Haya, una pequeña población en la Turena francesa, cerca de Tours. Actualmente, este pueblo se llama Descartes en su honor. Era el tercer hijo de una familia que tenía médicos entre sus antecesores. Su padre Joachim, ocupaba un cargo  de consejero en el Parlamento de Rennes, capital de Bretaña. Su madre, Jeanne Brochard, murió en el parto de otro hijo que también murió tres días más tarde, cuando René tenía un año, por lo que fue criado por su abuela materna.
La orfandad y una delicada salud marcaron sus primeros años. En 1607 ingresó al Colegio Real de la Fléche, donde permaneció hasta los 19 años. El Colegio había sido fundado por los Jesuitas poco antes de la llegada de Descartes y apadrinado por el Rey Enrique IV.
En el razonamiento de Descartes influyen eventos históricos que lo impulsan a rechazar el principio de autoridad.  La más importante es la revolución científica de Kepler y Galileo, con lo que empieza a desmoronarse el aristotelismo. Otra causa importante es que a partir del siglo XVI resurge con gran fuerza el escepticismo filosófico y moral, a través de escritores tan influyentes como MOntaigne, Charron, Sánchez y otros. Descartes se encuentra en este marasmo, por un lado los  escépticos, que combaten con argumentos muy sólidos las verdades de la religión y la filosofía; de otro están los escolásticos, la tendencia conservadora que se defiende de la nueva ciencia y del escepticismo con las armas de la lógica y de la dialéctica tradicional.
Para Descartes el punto de partida será la duda, y a través de un método que tiene poco de estructura formal, va desarrollando los contenidos que se derivan de una unidad del saber: una exposición racional completa del universo, del mundo terrestre y de la máquina corporal. Todo esto sin descuidar los problemas de la validez de nuestro conocimiento, los problemas metafísicos del alma y de Dios, para cavar examinando las pasiones y la moral.
El papel del aprendiz es dudar de lo que percibe y razonar sobre sus percepciones. Descartes decía: “Conozco por intuición, de manera evidente, que soy una cosa que piensa. Ahora bien, ¿qué es una cosa que piensa?, algo que tiene pensamiento, y ¿qué es el pensamiento? Por pensamiento comprendo todo lo que está en nosotros de tal forma que somos conscientes inmediatamente de ello” (Meditaciones, AT, VII, p. 160). El docente es un guía que pone en duda lo que percibe el alumno.
En la actualidad puedo utilizar el pensamiento de Descartes en las investigaciones de los alumnos: que sigan un método, el que crean más conveniente, y dejarse guiar por sus propias percepciones y poner en duda sus aportaciones hasta que estén seguros y se informen en varias fuentes.
Para Descartes el aprendizaje es la fuerza emocional y  moral que cuenta solo con su propia razón para combatir los prejuicios y el escepticismo. Es una búsqueda íntima de la verdad; pero la verdad nos es subjetiva, sino que nos abre el camino a la objetividad.
Descartes muere de neumonía en Estocolmo el 11 de febrero de 1650 a la edad de 53 años. Su obra más importante se publicó en 1637 Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias.
Martín Heriberto del Río Castrellón
REFERENCIA
Morillo-Velarde, D. (2001). René Descartes. México: EDAF.

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