sábado, 2 de octubre de 2010

OVIDE DECROLY

 Nació en Renaix, Bélgica el 23 de julio de 1871. Desde muy joven se inclina por los estudios de Medicina; después de brillantes ejercicios, obtiene el Doctorado en la Universidad de Gante. En 1901 funda el instituto de enseñanza especial para retrasados y anormales. Decroly defendía la postura de que en todo niño deficiente hay siempre un mínimo de aptitudes potenciales aprovechables que es posible desarrollar con eficacia durante una acción educadora bien orientada (Ferrándiz, 2005, p 113).
Los excelentes  obtenidos de sus experiencias pedagógicas llevan al pedagogo belga a extender y aplicar sus experiencias con niños “normales”, y a crear, bajo el lema “La escuela por la vida y para la vida”, la escuela de L’Ermitage en 1907.
Influido por las ideas sobre el interés de Herbart, el sentimiento de respeto hacia la individualidad de Pestalozzi, la pedagogía naturalista y didáctica de Rousseau y, sobre todo por las concepciones psicológicas y educativas del gran pensador americano John Dewey, Decroly configura una pedagogía centrada en el estudio de los medios, la técnica  y la realidad en la que el niño se desenvuelve. Destaca cuatro principios importantes para la educación: libertad, donde destaca la necesidad de respetar la autonomía del niño; la individualización, donde cada niño es único; el tercero es la actividad pues para Decroly más que el pensamiento, la vida infantil es acción; y el cuarto la globalización, ya que el autor determina que el niño no percibe las cosas en sus detalles o partes, sino en su totalidad. La globalización, dice Decroly, se encuentra en los diferentes dominios de actividad mental: percepción, recuerdo, razonamiento, expresión, acción (Decroly, 1927). Estas ideas lo llevaron a considerar un error la separación de las materias de enseñanza, propia de la escuela tradicional, y a configurar una metodología educativa basada en los programas de ideas asociadas en los que se relacionan los conocimientos del niño mediante una visión globalizadora de la realidad, de tal forma que dichas materias se sustituyen por centros de interés, centros que son para el niño, el conocimiento de sí mismo en primer lugar, y el del medio natural y humano que le rodea, después.
El papel del aprendiz según Decroly es activo, mediante la observación, la intervención de los sentidos y la experiencia inmediata el niño aprecia conscientemente los fenómenos que ocurren a su alrededor.  Esto limita el papel del docente a preparar y organizar el medio donde debe desenvolverse el niño.
El aprendizaje se da pues directamente, mediante la intervención de los sentidos y la experiencia inmediata; indirectamente, por el recuerdo personal, por el examen de documentos diversos relativos a objetos o fenómenos actuales y por la actividad expresiva que le permite demostrar, concretamente o en abstracto, los resultados del aprendizaje por observación o asociación de lo que constituye el centro de interés.
Actualmente se aplica algo perecido a los centros de interés, se llama secuencia de aprendizaje que se encuentra vinculada entre diferentes asignaturas. Por ejemplo: en la asignatura de español puedo tener como proyecto la escritura de un recuento histórico y en historia puedo ver un periodo relacionado con ese escrito; se puede vincular también con geografía y determinar el cambio del espacio geográfico.
La obras de Decroly son entre otras, Las medidas de la inteligencia del niño, El tratamiento y educación de los niños deficientes (1915), función de globalización (1923).
Decroly murió en Bruselas en la localidad de Brabant el 12 de septiembre de 1932.

Martín Heriberto del Río Castrellón

REFERENCIA
Ferrándiz, C. (2005). Evaluación y desarrollo de la competencia cognitiva: un estudio desde el modelo de las inteligencias múltiples. España: Ministerio de Educación.

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