martes, 26 de octubre de 2010

PIERRE BOURDIEU



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Pierre Bourdieu nació un 1º de Agosto en la localidad pirenaica de Denguin, una aldea pobre ubicada al sudoeste de Francia.
Este hecho no es menor para Pierre ya que luego, en sus años de éxito académico, dirá (con sus propias palabras) que el haber nacido en un pueblo agrícola,
en el interior de Francia, lo convirtió en un académico no-parisino, relativamente marginal, vislumbrado en sus costumbres y en su marcado acento provinciano, por ejemplo.
Pese a su humilde origen, es el propio padre de Bourdieu (un aparcero devenido en cartero que nunca terminó el secundario) quien lo impulsa a formar parte de los reductos educativos más exclusivos de Francia, inscribiéndolo en el Lycée de Pau (1941 a 1947) y luego en el Lycée Louis-Le-Grand (1948 a 1951) para culminar su prolífica carrera estudiantil en la prestigiosa École Normale Supériure (1951 a 1954), una de las grandes escuelas francesas, considerada en su momento como la más importante y lugar de origen de reconocidos intelectuales como Sartre o Levy-Strauss, por citar algunos.

Paralelamente a su paso por la Escuela Normal Superior estudia en la Faculté des lettres de París.

Fue el primero de su curso pero nunca se sintió parte de la "élite intelectual" de la época, estableciendo con la misma una relación de mutuo rechazo que se reflejan en frases como "Mucho de lo que he hecho ha sido una reacción contra la Escuela Normal. Creo que, de no haber abrazado la Sociología, me habría vuelto muy hostil hacia los intelectuales. Ese mundo me horrorizó" aunque, amigos, no pensemos aquí acerca de Bourdieu en términos de personaje resentido: durante toda su vida, personal y académica, su teorización busco desmitificar a los "los dioses terrenales", "el papel de los iluminados", "las ciencias superiores", "la naturalidad con la que se viven ciertos hechos sociales" y tantas otras cosas de ese estilo.

Su aire rebelde y crítico se manifestó en toda su prestigiosa carrera académica: su primer trabajo fue como profesor en Lycée de Moulins (1954-55), luego asistente en la Faculté des Lettres Dé Alges (1958-60) y en la Faculté des Lettres de París (1960-61), para luego convertirse en Coordinador de Conferencias en la Faculté des Lettres de Lille. Pero su primer cargo de importancia lo obtuvo en 1964 siendo designado como Director de Estudios en la Ecole Des Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS).

Este es el punto de quiebre a partir del cual comienza a desarrollar varios cargos de forma silmultánea como Encargado de cursos en la École Normale Supériure (1964-84); Director del Centro de Sociología de la Educación y Cultura en la EHESS y el centre Nationale du Researches en Sociologie (CNRS) además de participar en innumerables trabajos editoriales como la dirección de la revista Actes de la Recherche en sciences Sociales o su propia editorial.

Su consagración como intelectual de renombre ocurrió en 1982 cuando fue designado miembro del prestigioso Colegio de Francia a partir del cual comenzó a ser premiado en todo el mundo: Doctor Honoris Causa de la Universidad Libre de Berlín(1989), Premio Erving Goffman, de la University of California-Berkeley (1996), el Premio Ernst Bloch de la ciudad de Ludwigshafen, entre otros.

La necesidad de mantener el estatus científico de la sociología, camino trazado por Durkheim, pervive en la obra de Bourdieu, un aire estructuralista en el que también se siente la influencia de Lèvi-Strauss, un estructuralismo que Oscar Fernández ha adjetivado como estructuralismo-constructivista (Cf. Fernández, 2003: 2), el cual le permite a Bourdieu crear y recrear una serie de conceptos fundamentales que enriquecen de manera sumamente significativa el aparato teórico-metodológico de la sociología, aportando nociones centrales del pensamiento sociológico, como los conceptos de campo, habitus, estrategia, capital (el capital entendido en sus múltiples variantes, y que en última instancia define al campo, l’enjeu), entre otros.
Para Bourdieu la acción educativa es una acción de violencia simbólica puesto que trata de hacer pasar una forma particular de pensar, de hacer y de actuar por una forma universal en un mundo indefinido de posibilidades culturales. Bourdieu da una gran importancia al problema de la arbitrariedad cultural que caracteriza a la educación, puesto que en un mundo de culturas posibles, o de modos culturales posibles, se realiza una selección arbitraria de contenidos culturales que se objetivan.
En Bourdieu, hay más bien una noción de la educación como reproductora de la desigualdad en la distribución del capital cultural, el cual además se ha seleccionado y plasmado en los planes escolares de manera arbitraria, beneficiando a aquellos que en su socialización primaria, respectiva a su clase, han estado más familiarizados con ese capital cultural, creando mitos como el de don o aptitud e inaptitud natural.
De modo que en gran medida, la capacidad de acceso al capital cultural, y a la selección de los más aptos que establece la escuela, está en buena parte relacionada, desde esta perspectiva, a la relación previa que los individuos han tenido con esos contenidos culturales. Desde este punto de vista, se supera una noción que pone su énfasis en el tema del peso de las condiciones materiales y económicas sobre los procesos educativos, y sobre el éxito educativo, y se muestra que además de eso las relaciones previas de los estudiantes con la cultura, es un factor de peso en el éxito educativo, y las posibilidades de acceso al capital cultural.
Los profesores deben de ser formados primeramente en historia de las ciencias sociales y ciencias de la educación, para que entiendan que tratan con sujetos sociales y no los juzguen a la ligera como individuos aislados, y en seguida para que conozcan los elementos mínimos de transmisión cultural de forma que duden de sus creencias. Propone que el sistema escolar debe velar para que no existan lagunas en lugar de partir de la creencia de que todos manejan formas elementales de aprendizaje, pasando por alto la educación que se brinda en la familia, especialmente por parte de la madre, quien es la que transmite los hábitos de trabajo (Bordieu, 2005).
Critica fuertemente las formas mediante las cuales la institución escolar opera, así como a sus representantes (los académicos, para lo que escribe en 1968 Homo Academicus, evidenciando los factores que han creado una crisis en el mundo escolar francés), mencionando que el catedrático no tiene derecho a enjuiciar a sus alumnos, como si no supiera que ellos también forman parte de una historia y tienen un habitus adquirido. Los alumnos cuentan con un gusto propio y determinado, una estructura cognitiva duradera y ciertos esquemas de acción.
El aprendizaje es pues la reproducción del sistema, aunque algunos elementos se salvan de tal reproducción y se insertan en un nuevo nivel de la sociedad.
Lo que se pude aplicar actualmente es la noción de reproducción, es decir, hacer conscientes a los alumnos de que están expuestos a reproducir en sí mismos un sistema que intenta mantenerse en el poder y la educación por sí misma es insuficiente para poderlo superar, así que es necesario un poco más.
Sus obras son de carácter filosófico y sociológico, y en términos muy generales se muestra en contra de la globalización y el neoliberalismo. Entre ellas se puede mencionar: Autoanálisis de un sociólogo; El baile de los solteros; El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad;
Los herederos. Los estudiantes y la cultura; Capital cultural, escuela y espacio social; El oficio de sociólogo; La reproducción.

REFERENCIAS

http://redalyc.uaemex.mx/pdf/316/31602809.pdf consultado el día 26 de octubre de 2010.
http://redalyc.uaemex.mx/pdf/184/18412611.pdf consultado el día 26 de octubre de 2010.
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/111/11101909.pdf consultado el día 26 de octubre de 2010.


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